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El Defensor del Pueblo de Navarra ha tomado parte en la inauguración del X Congreso CERMIS autonómicos 2014 que ha tenido lugar en el Instituto Navarro de Administración Pública (INAP) a las 9:30 de la mañana de hoy.
Javier Enériz ha llevado a cabo el acto de inauguración conjuntamente con la Presidenta del Gobierno de Navarra, el Presidente del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) y el Presidente del CORMIN (Comité de Representantes de Personas con Discapacidad de Navarra).
A continuación transcribimos el discurso inaugural del Defensor del Pueblo de Navarra.
9 de octubre de 2014
Señora Presidenta de la Comunidad Foral de Navarra, señor Presidente del CORMIN, señor Presidente del CERMI, señora Directora Territorial de Navarra de la Caixa, señor Consejero de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra, señoras y señores,
Buenos días, egun on denori.
Tan solo unas breves palabras para colaborar en la inauguración de este X Congreso de CERMIS autonómicos, que tiene por título “Territorios de inclusión. Construyendo un nuevo relato para la discapacidad”.
Vivimos tiempos de zozobra donde una profunda crisis económica ha venido a remover nuestra sociedad desde los cimientos hasta la azotea pasando por todas las estancias del edificio en el que convivimos. Prácticamente nadie, salvo algunos afortunados, han quedado inmunes al vendaval.
El edificio ha quedado tocado seriamente y habrá que arreglarlo.
¿Pero cuál es ese edificio nuestro?
Se llama Estado social y lo proclama el artículo 1.1 de la Constitución.
No es la frase del “Estado social, democrático y de Derecho” que emplea el texto constitucional una concesión literaria y retórica, construida por adjetivos pincelados unos tras otros, al modo de “Platero es blanco, suave y peludo, como el algodón” que escribiera Juan Ramón Jiménez.
Es, por el contrario, una frase que entraña una opción explícita por una determinada y precisa forma de organización de nuestra convivencia social; por cierto la forma más avanzada de organización social que ha existido en toda la evolución de la humanidad, desde el clan o la tribu hasta la actualidad.
Nuestro Estado social responde en esencia a la voluntad de la mayoría de la sociedad de ser solidaria con determinados colectivos que se encuentran en peor posición, por su convencimiento en los valores superiores de dignidad humana, justicia e igualdad, con el fin de que la libertad individual de las personas que forman parte de tales colectivos sea real y permanente, y no meramente formal o de boquilla.
Se trata de que todos, y no solo algunos, seamos ciudadanos plenos con nuestros derechos y deberes en pie de igualdad, sin que nadie deba nada a nadie por beneficencia o compasión en momentos puntuales, sino por derecho propio y en todo momento.
Nuestro Estado social, que no es ni liberal, ni absolutista, ni abstencionista, ordena a los poderes públicos, a todos ellos sin excepción, a realizar, y leo textualmente la Constitución, “una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de las personas con discapacidad” y les asegura, sigo leyendo textualmente, “la prestación de la atención especializada que requieran”, no de una atención especializada que considere oportuno dar el administrador de turno, sino de “la atención especializada que requieran” esas personas según las circunstancias individuales de cada caso. Y nuestro Estado social, vuelvo a leer, “ampara especialmente a esas personas para el disfrute de los derechos que la Constitución otorga a todos los ciudadanos”.
No son hermosas palabras las escritas en el texto constitucional para quedar bien ante la galería, ni tampoco son promesas de un programa electoral o político, ni siquiera son meras directrices, cuyo cumplimiento quede al albur de cada gobernante y este pueda decidir si las lleva adelante o las deja en el estante de un cajón bajo la expresión de “cuanto lo siento, ahora no hay dinero”.
Se trata de órdenes a los poderes públicos que estos deben cumplir y para cuya obediencia han de estar dispuestos los recursos presupuestarios necesarios, puesto que el mandato se impone como tarea principal y el presupuesto se convierte en instrumento y garantía de su cumplimiento.
Se ha avanzado mucho en la política de integración de las personas con discapacidad. Pero queda también mucho por hacer. En el avance en la integración social nunca hay fases, ni estadios de parada: se avanza en mejora continua, con ilusión e imaginación. Cada día es una obligación de todos pensar, comprometerse, innovar y hacer lo que esté en nuestra mano para mejorar, buscando nuevas fórmulas de gestión cuando sea menester.
Como el buen montañero, se asciende a pasos, con el objetivo de llegar a lo más alto, ahorrando esfuerzos baldíos, tirando de la voluntad y aprovechando bien todos nuestros recursos. La fe mueve montañas y también las escala.
No puedo menos que felicitarles por su X congreso y animarles, como miembros de la sociedad civil que son, a que prosigan con su labor, su ánimo y su conciencia, a que no desfallezcan, a que mejoren lo conseguido, a que aspiren a nuevos retos y a que permanezcan en constante diálogo con los poderes públicos para que nadie olvidemos que somos un Estado social, es decir, un gran pacto social que hemos firmado y en el que nos hemos comprometido a que todos velemos solidariamente por todos, sin exclusiones, sin que nadie sea menos que nadie.
Muchas gracias, zorionak eta eskerrik asko.
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